martes, febrero 22, 2005

22 de febrero de 1978

Mi mente recuerda 2 sucesos concretos.
El primero: Betty panza a full, Cecilia (3 años 10 meses) Analía (a horas de cumplir 2 años), quien les habla (infantiles 5 años con 6 meses) subidos en un taxi (imposible recordar al tachero porteño abordado en la esquina de Av Congreso y Av. del Libertador) camino al Hospital Alemán previa parada en Obras Sanitarias de la Nación para llamar a Guillermo.
Betty me pide que por favor vaya a buscarlo. El pedido era sencillo y fácil de cumplir. Bajar del taxi, caminar 50 metros por "terreno conocido", entrar a la oficina/galpón de mi viejo y llamarlo. Pero ese día la "esquina" de Miñones y Monroe no era la misma. Una larga fila de entusiastas empleados ubicados detrás de una soga me inhibieron por completo y me hicieron volver al taxi (años mas tarde supe que el entusiasmo se debía al cobro de quincena). Dadas las circunstancias, fue el taxista quien dió aviso al papá de la criatura.

El segundo recuerdo tiene como protagonistas a Guillermo, Cecilia, Analía y un servidor.
Lugar: restaurante de Av Figueroa Alcorta casi Pampa, frente al "Parque de las Lechuzas", hoy conocido como Parque Güemes.
Dos cosas de ese almuerzo en la vereda: Guillermo haciéndonos unos trucos de magia con una servilleta de tela y unos palillos, y la satisfacción, tras su explicación, de que solo debíamos de esperar un poco ( y no todo lo que ya habíamos esperado) para poder disfrutar de un nuevo hermanito.

(te quiero mucho, felíz cumpleaños)

1 comentario:

Mariano Pineda dijo...

Exelente anécdota no la conocía!!!
Gracias por contarme los minutos antes a mi llegada!!!´
GAP